Este año 2015 internet estuvo inundado
de chistes y memes sobre la saga de películas “Back to the Future “ ya que su
primer película se sitúa en un viaje en el tiempo donde el protagonista Marty viaja
desde 1985 al 2015, en ella podíamos ver muchas cosas futurista que para decepción
de muchos, no existen, están en desarrollo o aún son muy costosas para su producción
en masa. No obstante es la única película, libro, o serie que se aventuró a predecir el 2015 sin acertar en
como seria. Las expectativas tal vez fueron muy altas o no vieron cuales serían
en lo que se centraría el mundo de la industria y la innovación. Pero de lo que si podemos estar seguros que
en nuestro presente no es decepcionante, tenemos la fortuna de vivir una cuarta
revolución industrial, aunque muchos ni siquiera lo sepan.
La historia siempre hace más énfasis
en la primera revolución industrial que en el resto de ellas, por lo que muchos se preguntaran cuáles fueron las segunda, tercera y cuarta revolución. La segunda fue la producción en
masa. La tercera la revolución de los ordenadores. Finalmente la cuarta la cual
es la que me interesa exponer es la de los objetos inteligentes o también llamada
el Internet de las cosas. Uno de los objetos más usados de esta nueva revolución
industrial ha sido el Smartphone, gracias a él tenemos un ordenador en la palma
de nuestras manos que también nos sirve para comunicarnos telefónicamente, algunos,
como es mi caso particular uso más mi Smartphone que mi laptop, de hecho mi Smartphone
es mucho más rápido y potente que él.
El tener un ordenador en nuestro
bolsillo el cual nos permite conectarnos a internet desde cualquier parte, es
un gran avance que muchos no lograron preveer
en el pasado. Este gran avance abre la puerta para nuevas formas de negocio,
como es la economía colaborativa digital. Una de las empresas de ese nuevo tipo
es la polémica Uber, la cual ha sido atacada por la mayoría de gobiernos, sin
mencionar que en algunas ciudades como Bogotá o en Mexico, D,F, los taxistas
han usado la violencia física contra los usuarios y chóferes de esta compañía.
El caso de Uber, requiere ser mirado con
cuidado ya que es la aplicación que abre camino a otras más que puedan traer
grandes aportes a los consumidores. El problema con Uber reside en el monopolio
estatal que la mayoría de los gobiernos han creado en el sector de los taxis, a
los cuales obliga a pagar una licencia para poder trabajar, limitando así
artificialmente la oferta de este servicio, además también se arroga el derecho
de regular el precio de las tarifas, a cambio el gobierno los ha protegido de
la competencia. La llegada de Uber ofreciendo un servicio de mayor calidad y satisfacción
a los usuarios hizo saltar en cólera al gremio de taxistas que han pedido al
gobierno que le prohíba a Uber continuar.
El mutualismo estado y sector privado en el
caso de las taxis ha conllevado a perjudicar a los usuarios de este transporte,
que deben pagar más por un servicio que no los satisface sobre todo en lugares
como Latinoamérica. Los liberales como se esperan han defendido a Uber, por lo que
nuestros enemigos nos acusan de querer perjudicar a los trabajadores humildes
del sector del taxi, en beneficio de una empresa Americana, que solo busca
enriquecerse. No piensen mal, los liberales luchamos tanto por los taxis y por
Uber, nosotros queremos que se igualen las condiciones en igualdad de beneficio
y no en igualdad de perjuicio. Los liberales abogamos por que el estado deje de
limitar la oferta de taxis, que deje de cobrarles licencias y regular los precios que deben cobrar, el
cual debe ser pactado por cliente y proveedor del servicio. Eso beneficiaria
tanto a conductores como a pasajeros, con mejores precios y mejor calidad del
servicio. Pero como podemos esperar el gobierno prefiero seguir manteniendo
monopolios del transporte a los cuales les puede sacar dinero vía impuestos,
sin contar favores o sobornos de los poderosos de este sector. Mientras que si liberaliza el
gobierno no podrá seguir sangrando a usuarios y chóferes.
En España la app Bla bla car, la
cual consiste en viajes en automóvil donde los gastos de gasolina se reparten
entre los pasajeros, se vio presionada por el gobierno para pagar IVA a los pasajeros que viajen a través de esta plataforma. Afortunadamente ha resistido
la presión de la patronal de autobuses. Es una lástima que el estado este
usando su poder coercitivo para poner el palo en la rueda de este nueva forma
de hacer negocios, la cual es más económica, personalizada, libre, eficiente
que nos beneficia a todos. Hasta los antisistema y comunistas se benefician de esta
nueva formas de economía. Pero no piensen que la economía colaborativa digital
es antagonista al capitalismo, por el contrario es complementaria ya que
favorece los intercambios voluntarios, a quienes perjudican es a los
mercantilistas, corporativistas y estatistas que pierden poder sobre las
transacciones comerciales.
Las nuevas formas que permiten
ahora las nuevas tecnologías no se limitan al transporte como Uber, el abanico
es muy amplio, hay aplicaciones de alquiler de automóviles, habitaciones o
herramientas por horas o días, permite que personas ofrezcan servicios múltiples,
como por ejemplo un chef puede usar una aplicación que lo ponga en contacto con
personas a las cuales quieran contratarle para que les cocine en su casa, o
para el mismo ofrecer su casa a quien quiera venir a comer alguna especialidad.
La compraventa de artículos usados también está haciendo su incursión con apps como Wallapop. Un sector tan importante
como el financiero ya también está en este mundo, donde los crowfunding a préstamos
personales o la financiación de proyectos como lo es kick start. Las probabilidades son muchas, dejando que la imaginación
y el espíritu emprendedor puedan cabalgar exitosamente. El único impedimento es
el voraz estado que todo lo quiere controlar y su apetito de recaudación.
Las apps permiten que la relación entre
productor o prestador de servicios sea más cercana, eso no quiere decir que el fundamental
papel del intermediario se pierda, por
el contrario le permite que la intermediación. Esta es una de las razones por
lo que dije que algunos comunistas apoyan estas formas de economía colaborativa
digital, ya que piensan que con esto hace daño a los intermediarios y a los
grandes capitalistas, este error de considerar parásitos sin valor a los
intermediarios, no solo viene de Marx, también Adam Smith cometió el mismo
error, como dejaría en evidencia F.Bastiat:
'' pues, el error de
los socialistas modernos, que no cesan de presentar como a parásitos
improductivos a los que llaman los intermediarios entre el productor y el
consumidor, como negociantes o mercaderes. ¿Nos prestan servicios? ¿Sufren
alguna incomodidad por nosotros y nos la ahorran? Así es, y en este caso crean
valor, aunque no creen materia. Y, además, como nadie crea materia, como todos
nos limitamos a prestarnos servicios recíprocos, es exacto decir que todos son,
incluso los agricultores y los fabricantes, intermediarios, los unos con
relación a los otros.''
-
Frederic Bastiat - (Armonías Económicas).
Si bien es deseable que la
distancia entre productor y comprador sea lo menor posible para abaratar costos
y permitir realimentación de información y una mayor flexibilidad, lo cierto es
que el intermediario no se puede eliminar. En el caso de la economía colaborativa
el papel del intermediario es mucho mejor con la ayuda de la tecnología. Así
que amigos comunistas no piensen que apoyándola van a debilitar al capitalismo,
tal vez perjudiquen algún gran empresario corporativista que haya hecho su fortuna
con la ayuda del estado, lo cual es deseable por los liberales también que
apoyamos el libre mercado sin beneficios para nadie.
La decepción que nos puede causar
no tener skates voladores, autos voladores, maquinas del tiempo, generadores de
energía ilimitada, teletransportadores, robots casi humanos que se encarguen de
las tareas difíciles y aburridas aún están lejanas en el tiempo, pero a cambio
tenemos nuevas formas de hacer negocios y generar riqueza, la cual es necesaria
si queremos acabar pronto con la pobreza. Recordemos que los productos y
servicios baratos a quien más benefician son a los que tienen menos poder
adquisitivo. La única piedra en el camino es el estatismo imperante.
Habrá un segundo post abarcando
otras consecuencias positivas de esta cuarta revolución industrial que me he
dejado en el tintero y son también relevantes.
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