El miedo irracional al sector
privado por considerar que los empresarios son intrínsecamente malvados,
mientras el amor al sector público (estatal) por considerarlo intrínsecamente
bueno también es irracional, como cualquier fobia o parafilia, proviene del desconocimiento de como funciona el gobierno y el sector privado. Para decepción
de muchos los gobiernos no funcionan
como las empresas privadas por lo tanto esperar que puedan administrar una de
manera adecuada es muy difícil, porque los incentivos son diferentes y también las
consecuencias, cuando una empresa privada va mal quiebra, cuando una pública va
mal, simplemente se le quita dinero al contribuyente para mantenerla a flote.
Cada vez que se va a vender una
empresa estatal o publica como se le llama habitualmente, salen una cantidad de
ciudadanos indignados desde de izquierdas y hasta de derechas. Las razones que expresan
para su oposición a la privatización son
incontables, por lo que solo hablare de los que me parecen más comunes. Uno de
ellos lo encontramos en un sentimiento de nacionalismo económico, muy común en Latinoamérica.
Les molesta enormemente que una empresa pública termine siendo comprada por
extranjeros, consideran que eso es poner
un tubo desde su país hasta el país comprador por el que se ira el dinero, que
podría quedarse en el país vendedor. Eso realmente no es cierto, los
compradores extranjeros tendrán que seguir con la empresa comprada por lo que
los puestos de trabajo los tendrá que seguir pagando, también deberá pagar
impuestos al país y en caso de vender bienes y productos dentro del país comprado
los venderá a un valor de mercado competitivo para poder conservar su cuota de mercado,
lo cual beneficia a los consumidores del país. Las ganancias la empresa no se
las llevara enteras fuera del país, ya que si quiere seguir creciendo deberá reinvertir
sus ganancias (capitalización) , y lo que saque del país a la final será mucho
menos de lo que se pueden imaginar, aunque los inversores podrían dejar parte
de su dinero en el país si no fuera por los elevados impuestos. En caso de que
la empresa vaya mal quebrara y los huecos financieros que tengan no serán llenados
con el dinero del contribuyente.
Podríamos decir la razón de
fondo, de no querer que las empresas publicas pasen a manos privadas, es la
envidia a hacia las ganancias económicas,
prefieren tener pérdidas a ver el éxito ajeno, prefieren que políticos, burócratas
y funcionarios corruptos se llenen los bolsillos por robar y gestionar mal la
empresa, a que extranjeros ganen dinero
por administrar bien una empresa. Pero si la situación fuera inversa donde
fueran sus compatriotas los que ganaran dinero comprando una empresa extranjera,
no les molesta. Si las empresas públicas dan perdidas es por la mala administración,
la burocracia y los intereses políticos, al ser vendidas, estos palos en la
rueda desaparecen por lo que en manos privadas es normal que den beneficios. Los
accionistas e inversores no van a tener una empresa para que sea saqueada por
sus empleados, burócratas y políticos. En el sector público desfalcar dinero es
de lo más común, y sobre todo en países latinoamericanos
donde la corrupción está fuertemente arraigada. En el sector privado la corrupción
es menor ya que los accionistas no están para perder dinero por lo que son
mucho más vigilantes y estrictos con la corrupción al interior de sus empresas,
por lo que al que pillan robando se va a la calle y a la cárcel según la
gravedad, en el sector publico rara vez
pasa lo mismo con los desfalcadores.
Los incentivos del sector privado frente al público son diferentes,
los de los primeros benefician a todos y el de los segundos perjudican, El sector
público es administrado por funcionarios elegidos por políticos que estarán en su cargo
un tiempo limitado, por lo que la planificación política es a corto plazo, no
le interesa el mediano ni el largo plazo,
por lo que sabe que solo estará en ese cargo por poco tiempo. Por lo que solo estará
motivado para mostrar resultados inmediatos, además sus motivaciones son políticas,
por lo tanto poco le importa si la empresa da beneficios o perdidas mientras él
pueda seguir teniendo réditos políticos. Además los funcionarios que están a
cargo de la administración tampoco tienen incentivos para un correcto manejo de
la empresa, ellos están para satisfacer a los políticos a cargo de la empresa,
los cuales ya sabemos que son indiferentes a las perdidas, las cuales saben
pueden ser subsanadas con el dinero del contribuyente.
Todo lo anterior expuesto lo hice
suponiendo que no hubo corrupción, que si la sumamos como variable a la ecuación
el resultado es peor, dependiendo del grado de corrupción en el país será su
impacto. Muchos inocentemente creen que el problema se soluciona con reemplazar
estas manzanas podridas por políticos honestos, gracias a ese pensamiento Latinoamérica
lleva dos siglos de miseria esperando esos ángeles salvadores, esperan a que
lleguen esos políticos honestos como los de los países nórdicos que no
llegaran, y aunque llegaran seguiría existiendo el problema inicial, las pérdidas
se socializarían, siendo el contribuyente el perjudicado.
Algunos dicen que las empresas a
cargo del estado que den beneficios no se deben privatizar porque sus ganancias,
el estado las usara en beneficio del país. Pero este planteamiento tampoco es correcto,
no hay forma de saber si una empresa siempre dará ganancias o pérdidas, hoy
puede dar beneficios pero mañana ser un gran lastre para el presupuesto de la nación.
También habría que analizar a que costo se obtienen los beneficios, podría deberse
no a una buena administración, sino a una práctica monopólica del estado, donde
no permite que otras empresas compitan con la estatal, o asfixiándolas con
impuestos y regulaciones que hacen que sus costos de producción sean mayores a
los de las estatales, obligando a las privadas vender sus productos o servicios
por encima de las públicas, en este caso hay un gran perjudicado, el consumidor
que es obligado a pagar más por un bien o servicio que podría adquirir por un
valor mucho menor sin la intervención del estado. En este caso vemos que el
dinero que el estado ingresa por los beneficios de sus empresas realmente se lo
está quitando a los consumidores al obligarlos a pagar más.
Ahora supongamos que las empresas
estatales obtienen beneficios, sin que el estado intervenga regulando,
prohibiendo o asfixiando con impuestos a las empresas privadas que compiten
contra las estatales, esos beneficios estarán primero en manos de la
empresa que a través de la burocracia llegara hasta los políticos de turno
quienes decidirán como se usara ese dinero. No hay ninguna garantía que se use ese
dinero sabiamente por los políticos y funcionarios por muy honestos y buenas
intenciones que tengan. Por lo que para
que las empresas públicas realmente puedan llegar a ser beneficiosas para el país
se necesita de todas esas condiciones que expuse anteriormente: cero corrupción,
cero intervenciones estatales en la economía, que se pierda lo mínimo en
burocracia y que el destino final del dinero sea rentable o por lo menos no sea
desperdiciado. En la práctica estas condiciones no se dan ni siquiera en los países
escandinavos, y ya ni que decir de Latinoamérica.
Manuel Llamas - Las empresas públicas son de los políticos, no del pueblo
Uno ejemplo de lo que he expuesto
es el caso de la petrolera estatal de Uruguay ANCAP, la cual durante la administración
de Pepe Mujica, el presidente mejor valorado en este momento en Latinoamérica y
tal vez en el mundo, tanto por gente de izquierda como de derecha a la cual ha
comprado con su humilde estilo de vida y sus bonitos discursos, yo lo llamo a
él el Ricardo Arjona de la política. Bajo la presidencia de este bonachón y
honesto presidente, ANCAP incumplió todos los requisitos que se necesitan para
ser beneficiosa para el país a pesar de ser uno de los países menos corruptos y
contar con presidente muy bien valorado en honestidad, responsabilidad y
compromiso con su nación, ANCAP dio millonarias perdidas a un país muy pequeño dejandole un gran agujero, que pagaran todos los contribuyentes. Todos esos idealistas que dicen consignas de que tal
empresa estatal es de todos, debería recapacitar, pensando dos veces ¿cuándo esa
empresa estatal tuvo beneficios a usted le dieron el dinero correspondiente a
su parte? – con toda seguridad no, pero si esa misma tiene perdidas a usted le
tocara pagarlo vía impuestos. Los políticos de turno, los sindicatos asociados
a ella y los funcionarios que las manejan son los verdaderos dueños de las
empresas que usted llama públicas, son ellos quienes se benefician no el
ciudadano de a pie.
Las experiencias con las privatizaciones
en los 90 en Latinoamérica fueron desastrosas en la forma en la que se
hicieron, si bien era necesario que el estado dejara de poseerlas, sus ventas
estuvieron llenas de corrupción y mala gestión, se suponía que el dinero era
para reducir el déficit fiscal que tenían los países latinoamericanos que
estaban endeudados hasta el cuello, se suponía que con ese dinero balancearían sus
cuentas, pero lo que paso fue que pagaron parte de sus deudas para pedir más
dinero prestado. Los gobiernos vendieron pero no desregularon la economía,
teniendo como consecuencia la aparición de prácticas corporativistas, o
conocidas como crony capitalism (capitalismo de compinches), donde el estado y
el sector privado duermen en la misma cama. Así que el remedio termino siendo
peor que la enfermedad. Para una
correcta privatización que en verdad beneficie a los ciudadanos se necesita que
haya desregulación económica y el dinero de la privatización no caiga en manos
de políticos. Para esto se necesita privatizar como lo expone genialmente el
economista Juan Fernando Carpio en su capítulo5 del libro “diez lecciones de economía” poniendo a la republica Checa, el método sellama “ciudadanización” el cual consiste en pasar las empresas
estatales a todos los ciudadanos en forma de acciones en cantidades iguales a
todos, las cueles pueden ser vendidas, traspasadas e intercambiadas. Los dueños
legítimos ahora de cada empresa serán los ciudadanos en posesión de sus
acciones.
Muy buen artículo!
ResponderEliminarGracias 👍
EliminarPodrías escribir un artículo profundizando en el tema de las fobias de la gente con las privatizaciones? Me gustaría saber más por qué la gente tiene miedo a las privatizaciones
ResponderEliminarEstá semana escribiré uno sobre los tipos de inversión extranjera, en él hablare de nuevo de las privatizaciones, el miedo a las privatizaciones realmente son miedos al mercado, como no conocen su funcionamiento le temen. Gracias por la sugerencia, acepto sugerencias para nuevos artículos
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