domingo, 27 de septiembre de 2015

El proceso de paz no es el fin de la violencia en Colombia.




Me sorprende la ingenuidad de muchos colombianos con el proceso de paz en Colombia. En menos de una generación ya este es el tercer gol que le meten al país los grupos armados al margen de la ley. El primero fue en el gobierno de Pastrana con las FARC (fuerzas armadas revolucionarias de Colombia), el segundo con las AUC  (autodefensas unidas de Colombia) en el gobierno de Uribe y por último repiten las FARC  en la presidencia de Santos.



Mis críticas no van a ser en si sobre el proceso  actual, ya que lo que me interesa exponer la reducción de la violencia a mínimos, debido a que acabarla completamente es algo imposible. Muchos han puesto sus esperanzas en el proceso que lleva hace unos pocos años el Gobierno de Juan Manuel Santos en la Habana, pensando que la firma en papel de líderes políticos y guerrilleros va a poner fin a la violencia que azota el país. La amnesia colectiva del país les ciega de ver la realidad. Pensar que se puede llegar a la violencia cero por medio de un papel es muestra de no conocer ni de entender la historia y presente del país. De nada sirven los acuerdos de paz entre grupos armados para traer paz al país ¿acaso la desmovilización del M19 trajo el fin de la violencia al país? ¿El proceso de desmovilización de las AUC puso fin a la violencia? La respuesta es más que obvia.

En caso de que las FARC cumplan su palabra de renunciar a la violencia de nada servirá para acabar con la violencia en Colombia, porque las condiciones para una nueva formación  armada al margen de la ley siguen existiendo. Para acabar con la violencia se debe erradicar el problema de raíz, pero lo que ahora se están mirando son las consecuencias y no las causas. Los elementos que siguen permitiendo la creación de grupos armados son el narcotráfico que permite su financiación, el apoyo político, el apoyo ideológico y la precaria situación económica del país que condena a millones a vivir en la pobreza y la marginalidad.
De nada nos sirve firmar la paz sin primero legalizar las drogas, lo que permitirá acabar con el lucrativo dinero del narcotráfico. En Colombia el candidato a la alcaldía de Bogotá Daniel Raisbeck ha hecho hincapié en que un proceso de paz sin legalización de las drogas es el comienzo de una nueva guerra, como ha sido el caso de Guatemala, que después de dos décadas sigue siendo azotada por la violencia derivada del negocio del narcotráfico.

Si la idea de la legalización no le convence le dejo este decálogo a favor de la legalización. 

http://www.liberalismo.org/articulo/131/53/diez/razones/legalizar/drogas/o 


El segundo ingrediente del cóctel de los grupos armados es el apoyo político, en el caso de los grupos revolucionarios es en los partidos de izquierda donde cuenta con mayor apoyo. No digo que toda la izquierda apoye a las FARC  u otros grupos guerrilleros, en mis días de izquierdista nunca apoye la lucha armada. Por desgracia de las cosas que más me desilusiono en esos días eran los que si la apoyaban  como el ex candidato a la presidencia Carlos Gaviria una persona muy inteligente que dijo burradas como estas:

“Las FARC cometen actos terroristas pero no son terroristas”


No solo se tienen apoyo de la izquierda dentro del país, también hay apoyo desde otros países hacia los grupos revolucionarios como las FARC, sobre todo de los vecinos del país como lo hizo Chavez quien pidió sacar a las FARC de grupos terroristas.


El tercer elemento es el que más sensibilidades puedo herir por mi parte, el apoyo ideológico es uno de los puntos fuertes de los grupos armados por que viene arraigado en las instituciones educativas. Lo digo con conocimiento de causa ya que mi bachillerato y universidad los hice en instituciones públicas, por eso conozco de antemano el adoctrinamiento de muchos profesores   hacia ideologías Marxistas, las cuales son la base ideológica de los grupos revolucionarios, por ejemplo los líderes de las  FARC se autodenominan marxistas leninistas. Gramsci uno de los intelectuales del marxismo cultural consideraba que para asegurar el éxito del comunismo se necesita de primero tomar la cultura, inyectándole la ideología Marxista en todos los ámbitos, la educación es una de ellas. Es un hecho innegable que el principal sindicato de educación es FECODE, está fuertemente influenciado por la  ideología socialista de sus líderes. En las universidades el foco de las ideologías  socialistas viene en los consejos estudiantiles y en las facultades de ciencias sociales. Si alguno le ofende lo que acabo de escribir, recuerde que quien lo está escribiendo lo vivió en su propia carne. 



Por último y no menos importante tenemos la pobreza en el país, producto de la pésima y perjudicial intervención del gobierno en la economía han hecho que los pobres no tengan las herramientas para salir de la pobreza creando su propia riqueza. Mientras se le corte las alas al progreso económico la bolsa personas viviendo en la miseria y la pobreza será lo suficientemente alta para que muchos terminen enlistados en grupos armados al margen de la ley seducidos por el dinero que pueden ganar o por su ideología. La mejor manera de quitarle militantes a los grupos armados es precisamente permitiéndoles a estos es poder salir de la pobreza ingresando en el mercado laboral o permitiéndoles crear sus propios negocios, para lo cual se necesita que el gobierno deje su asfixiante hiper regulación en economía y de dejar de desangrar a los contribuyentes con sus altos impuestos.


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